jueves, 3 de diciembre de 2015

¿POLÍTICA? ME SUENA, ME SUENA...

La política es algo que ha dado mucho, mucho, muchísimo de lo que hablar desde siempre. En el momento en el que las personas se vieron capaces de votar, de elegir a sus representantes y de elegir el futuro de su país, un sentimiento de responsabilidad hacia ello nació en nosotros. Tenemos la necesidad de mantenernos informados aunque sea lo mínimo, la necesidad de saber qué ideas tiene cada partido político, etc.

Pero hay veces en las que ya no sabes que pensar sobre cada uno.
¿Quiénes son los buenos? ¿Quiénes son los malos? Son las preguntas que diría un niño ante esto.
Por una parte tenemos la corrupción con todos los revuelos que ha causado, por otro lado la ideología política de cada persona, las ideologías de cada partido…
Primero la política se divide en dos: Los de derechas y los de izquierdas.
Ante ello la pregunta es obvia: ¿Quiénes son los de derechas y quiénes los de izquierdas?
De una manera simple y un poco “de andar por casa”, los de derechas son aquello partidos políticos con ideas más conservadoras, individualismo, propiedad privada…Lo tradicional, por así decirlo. Y los de izquierdas son lo opuesto: progresistas, colectivismo, propiedad pública, etc. Y según estos tipos cada partido tiene una ideología.

Hasta hace años los partidos eran el PP, el PSOE y "el resto", ya que el PP era la máxima representación de la derecha y por su contra, el PSOE la mayor representación de la izquierda.
Y aunque hoy en día hay más partidos políticos emergentes que aparecen y que interesan a la gente (como Podemos, Ciudadanos, etc.) todos se empeñan en situarse en alguno de esos dos lados, por lo que si no eres de derechas, eres de izquierdas, y si no eres de izquierdas, eres de derechas. E incluso hay algunos que intentan ser de centro, pero siempre con alguna tendencia, a lo que pregunto:
¿Sus madres nunca les han dicho eso de que “en el término medio está la virtud”?
Nosotros no queremos esto o lo otro, queremos lo mejor de esto y lo mejor de lo otro.

Pronto se acercan las elecciones del 20 de diciembre, los partidos ya han sacado sus propuestas y han comenzado sus campañas electorales. A mi especialmente no es que me llame mucho la atención la política, nunca lo ha hecho y dudo que en un futuro lo haga, pero aun así me veo obligada moralmente a, dentro de unos años, usar el derecho a voto por el que mis antepasados y los de todo el mundo lucharon hace ya un “tiempecillo”, pero cuando tenga que votar, después de haber leído algunas de las propuestas de los partidos que se presentan, me niego a tener que votar a un partido político que me ofrezca solo la mitad de lo que necesito.

sábado, 3 de octubre de 2015

¿ES BUENO SER BUENO?

Vivimos pensando que ser buenas personas y ser buenos con los demás es el sentido de la vida para vivir en paz y armonía, pero, ¿realmente es bueno ser bueno? ¿Hay que ser siempre bueno?

Antes de “diseccionar” esa pregunta debemos tener en cuenta una cosa: no para todas las personas “ser bueno” significa lo mismo.
Empecemos desde el significado de la palabra en sí. Según la Real Academia Española ser "bueno" significa “Que tiene bondad en su género”. Lo que nos hace preguntarnos, ¿qué es la bondad? A lo cual la RAE nos sorprende de la forma más grata con una frase de lo más reveladora: “Cualidad de bueno” ¡Ole ese diccionario flamenco! Por lo que vemos, ni los sabios de la RAE nos saben contestar a nuestra pregunta. Entonces tendremos que pensar como simples mundanos que somos, cual es el significado de la palabra “bueno” para nosotros, pero como no se puede generalizar porque cada persona es un mundo y la palabra bueno es muy ambigua, empezaré por mi propia acepción para lo que vendría siendo “ser bueno”. Para mí, alguien “bueno” es alguien honesto, respetuoso, una persona ética, que ayuda a los demás de forma altruista y si comete errores, como cualquier humano, sabe asumirlos, rectificarlos y pedir perdón por ellos. En conclusión, sería levantarse queriendo ser la mejor versión de ti mismo cada día y acostarte con conciencia limpia y pensando en la cantidad de cosas buenas que has hecho ese día. Así que después de esto, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, porque seamos sinceros, ¿cada día eres honesto, respetuoso, altruista y no te cuesta pedir perdón y asumir tus errores? No te lo crees ni tú.

Realmente lo decimos como si fuera muy fácil cumplir con todos esos requisitos y matices que tiene la acepción de “bueno”, pero, ¿qué pasa si no los cumplimos todos? ¿Somos “semi-buenos"? Pero lo que es más importante aún y lo que a mí más me extraña es: ¿Por qué no somos capaces de cumplir todos los requisitos para ser buenos?
Y es que eso nos puede llevar a pensar que no todo es blanco o negro, sino que hay infinidad de tonos de gris entre ambos. No siempre te vas a levantar de buen humor, habrá días en los que quieras estar solo, otros en los que estés enfadado, otros en los que directamente ni te levantes porqué estas enfermo, e infinidad de causas por las cuales tu carácter no va a ser el mismo que el día anterior. La otra parte de la respuesta a mi pregunta se halla en la sociedad en la que vivimos, donde cada uno tenemos nuestra propia interpretación de esta palabra tan ambigua. Cosas con las que convivimos como los prejuicios al opinar sobre una persona que no conocemos,  el simple hecho de situarte en un bando o en otro en cualquier discusión,  la malinterpretación de la mítica frase “De bueno soy tonto”, y un largo etcétera, hacen que la tarea de cumplir todos esos requisitos sea imposible.

Así que finalizo con la conclusión de que mi respuesta para la pregunta “¿Hay que ser bueno?” es que sí, o al menos deberíamos intentarlo. Pero la pregunta que realmente me ha hecho pensar a la hora de entender la anterior es “¿Podemos ser siempre buenos?”. Y mi respuesta a ella es que no, es imposible ser buenos a los ojos de todo el mundo.